2 de noviembre de 2015
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SUEí‘OS
La vida son sueños
de vida y amar
son espíritus nocturnos que caminan buscando el universo
buscando la estrella más lejana
pensando que tiene más reflejo,
forman figuras
son sueños vistos
en las nubes,
con figuras de viejos sabios
son nubes que se oscurecen en las tardes
y me traen el agua;
somos de las nubes
de tierra y de sueños,
de allí venimos
hacia allá iremos.
La laguna es la del agua
con lirios blancos y morados, enredados
entrecruzados
con sapos y ranas
que le cantan al visitante,
son mariposas,
marrones, con rayas negras y puntos blancos,
o amarillas claras,
y a veces unas oscuras grandes
anunciando la muerte.
Donde se quedaron
estancados
todos los sueños
y todos los caminos
que una vez
el aire y el sol
fueron testigos
y construyeron?
a donde fue el frio?
fue junto a la ventana
murmuraba?
todas las cosas
que vivieron
se fueron con la noche
y quedaron escondidas
en la casa alta
y silenciosa
donde apenas
un pobre ser
contemplaba.
Nacimos,
al igual que los cerros
que forman y juntan los caminos
en la intrincada y fría selva;
donde vivimos un día
allí mismo formamos
y juntamos todas las palabras,
y miradas de azul
y el rojo
y paseabas con el viento
buscabas el sueño,
yo bajé,
caminando y hablando.
Conocedor de pasos y veredas
toqué los dedos que tejían alfombras
y los que hacen y tocan el cielo.
Escrito por Antonio Rondon Lugo el 2 de noviembre de 2015 con comentarios no permitidos
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Esa ola que moja la tierra
de sensibles matices,
tú que fuiste madre forjadora de cultura
de amor y de bondad,
te encuentras de repente
con la otra madre:
la Matoña,
la del infinito amor
volcado todo
en Mellita y el alma soñadora
del futuro.
Los caminos que busco
para la marcha
se hacen angostos con el tiempo
son calles de piedras
por donde corren las aguas
cuando vienen las lluvias
donde pongo mi cuerpo
y siento que viene a mojarme y
traerme la felicidad
camino despacio hacia el barco de papel
que se pierde entre subidas y bajadas
allá lo espera mi padre Salvador,
con su infinito amor
y con sus consejos;
mientras que en la ventana me observaba
Matoña
con sus sueños.
La vida son sus sueños
metidos en el viento
los sueños son noches
de oscuridad
donde el silencio recién
recae en figuras de la infancia
blancas y oscuras
que desaparecen de repente.
Escrito por Antonio Rondon Lugo el 2 de noviembre de 2015 con comentarios no permitidos
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Si vienes de la tierra
hacia la tierra vamos,
del fruto del labrador
que con su sudor
brinda al suelo
buscando el aposento
para depositar lo que verán.
La tierra traerá
las flores, el aliento del amor
las magnolias y el riqui-riqui
símbolo de amor fugaz de los caminos
trillados por el sol y el olvido.
Los sueños son proyecciones
son caminos
que pueden llevarnos hasta la luna
a veces los caminos se cruzan de repente
y un árbol como la ceiba o el cují,
o el jabillo
se interpone en la marcha.
se deben esquivar las espinas
ponerse a un lado
y veras que aparece otro camino
que te lleva a la laguna
o al pozo infranqueable,
busca entonces la ladera
donde picará el mosquito,
veras rastros de culebras.
siempre busca el camino que es más seguro.
Los sueños son noches
de oscuridad y de silencio
donde aparecen
figuras de la infancia,
blancas, obscuras
que desaparecen de repente
son cocuyos, luciérnagas
que vienen y son fugaces
sueños.
Escrito por Antonio Rondon Lugo el 2 de noviembre de 2015 con comentarios no permitidos
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PARA EL VIEJO RONDí“N
Clarines,
la calle comercio
frente al teléfono,
en la esquina.
Vivió allí,
sentado en su silla de cuero,
y al lado de un banco,
donde sus amigos le hablaban
y le oían.
Su vida no guarda,
ni secretos majestuosos,
ni hechos de grandeza heroica.
Su vida fue sencilla,
rociada eso sí,
de mujeres y de juego
en su primera parte.
El hablaba y lo oía,
por él fui cultivador de plantas
y de frutos,
por él supe del ordeño adecuado
y del destete precoz,
por el comencé a saber
de todas las persona de mi pueblo;
aquel, que hoy voltea
la torta que lo engañó anteayer.
Yo fui con el
de camino y a paso,
entre senderos y veredas.
En esa época
de pocos latidos en el mundo
de poca luz y de poca boca,
fue la era del juego,
del dado, el ajiley, y los gallos;
fue el momento, de la supervisión
el día de la noche en Venezuela,
cuando los de hoy,
eran los que ayer hacían listas,
de fieles e infieles al gobierno;
allá entonces nadie hablaba
ni susurraba,
los perseguidos eran
aquellos que una semana antes
disfrutaron del pan,
del zinc, de la tierra
y de todos los honores
(hoy los veo mejor aun
con los créditos,
con las máquinas y el oro)
fueron tantos años
como piedras mi pueblo tiene.
Yo,
tuve oportunidad de ver los
huecos que quedaban,
como corría el chorro del agua
como se aclaraba el agua con cardón,
allí vino la bodega,
con sardinas y nevera fiada,
a corto y largo plazo;
se hacia el helado de granadina
de azúcar y de leche,
éramos dos del vientre
y nacen dos de vientre ajeno;
se sigue en el juego,
aparece el ayudante en la bodega,
Isaías, disléxico y gago de cajón,
peluquero fugaz,
quien por influjo
de las películas mexicanas
una vez que amasó dinero
en noches de farra y de brindis
saltó de un brinco,
de bodeguero prospero
a cansado trabajador del MOP.
Mi padre era gordo,
tomaba jugo de papelón,
comía dos veces .
Yo no hablaba mucho con él,
pienso que era serio;
de noche en el club,
yo me sentaba y veía el juego;
allí en forma rutinaria
5 ó más viejos de la época
jugaban y charlaban,
todos ganaban,
todos se justificaban;
yo me fui
con mi seriedad y mi tristeza
hacia Caracas;
allá quedaron.
Sé venia en vacaciones,
cada vez más distantes y remotas,
el viejo,
pues deben saber todos
que siempre fue viejo,
comienza a hablar
y allí comienza el dialogo,
pregunto por las cosas
pregunto por todo,
se apaga el cielo y se va la estrella,
muere mi madre.
toma el comando el viejo,
no hay apego al dinero ni a la fortuna,
lo de él,
lo que es o fue pasa a nosotros.
Hijos, son sus versos,
si muero, tú sufrirás en tu carne
lo que has hecho,
la palabra es viento
que se esfuma
tu hermana es carne,
que ni el sol, ni la tierra arrasarán,
tus hijos son arena,
por ellos se forma la playa y sus riberas
en ellos verás el espejo y el sol.
Fue arquitecto,
y discutió la línea, el solar
las tejas y el cemento,
fue comerciante sin plata,
sin crédito, ni fianza.
hizo un vale en la fe y en la honradez
y así construyó,
con pocas vacas
sin padrote y sin agua
lo que vemos:
él me enseña el amor,
me enseñó
luego a reír
me quitó la angustia,
la fe la trajo,
y me trilló en la enseñanza
de conocer el diario de la vida
y a los hombres.
Padre
en el cielo,
al lado del sol
o donde vivas
manda de vez en cuando
un rayo de presencia
padre,
de vez en cuando,
como siempre
abre la puerta y la ventana
echa la lata de gasoil
y siembra tus flores.
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VERSOS EN LA PELUQUERIA
Los versos del amor
a mi niña sin pelo
“la pelona”.
Yo quisiera más bien que tu pelo
llegara del balcón al suelo
y a través de él trepará un príncipe;
que hubo un princesita
que tenía el pelo de oro
y rizado,
era tan largo,
que viéndolo el príncipe
subió al balcón
y se enamoró.
yo quiero que seas así
con tu pelo de oro
y largo.
Cuánto vale un poco de él?
así es la vida,
y parte de tí,
no tiene precio.
Sin embargo,
lo cortaron y lo botan;
deberían sembrarlo,
para que crezcan árboles
de tu pelo,
donde irían todos los poetas,
los artistas, los bohemios
a mirar y a cantar, a olerlos,
y cuando hubiera una mujer fea
o alguien avergonzado de su pelo,
irían a cortar en el huerto,
se harían sus trenzas, sus moños, sus pollinas.
Empieza hoy
siembra el árbol
que yo me encargo de regarlo.
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MÉLIDA
Panal de miel
abeja soñadora
vuela tu pensamiento
como el viento,
construyen tus ojos los océanos
donde se miran ufanos los colores;
y donde se guarda el cofre y la llave
que inventan los amores.
Allí donde la sabiduría
y el saber leer
y el inventar es una cosa,
donde tu piel,
tu oreja y tu codo
forman tu cuerpo;
allí buscamos la verdad, el amor
allí se forman tus maravillosos sueños.
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- Yo miro en las noches
la ingenuidad perdida,
las piedras,
las calles con escuálidos bombillos;
mi afán,
mis otros sueños,
las poquísimas cosas.
Allí vivió la luna entre las ceibas,
allí solía venir a tomar y descansar
entre las tejas,
cuando apenas,
si el silencio del canto de un gallo moribundo
supo decir de mis desvelos.
Yo caminé
en el hirviente resplandor de entonces;
las cicatrices de mi cuerpo
se anudaron,
y se fueron tranquilas
a la esquina
donde morían los chismes
y vivía el alma de ese pueblo.
Apenas si de noche
los cines por parte
la recuerdan.
Pues el privilegio fugaz para ese entonces
hicieron un mito de su voz y de su amor;
no se supo nunca más
hasta su muerte cuando vino a hacerme compañía.
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NACIMIENTO DE AMERICA
El mar está hecho para el hombre,
tú has visto entretejer las olas
con sus rizos,
y te has volcado en ellas.
La tierra es virgen,
es el amor.
Te acuerdas cuando otrora
un hombre navegante
se entremetió en la tierra,
te acuerdas como entonces
un caballo gigante
doblegaba al coraje;
un coraje de siglos
opacado;
y siguieron naciendo los hombres
y siguieron naciendo los caballos;
los hombres convirtiéndose en gigantes
y dominaron entonces al caballo.
Hubo una marcha al mar
del hombre navegante;
en su lugar,
una india preñada
pálida llena de parásitos,
descalza,
encallecidas sus manos,
y su frente;
divisándose en sus labios la ternura,
nuestra América
forjadora de hombres y montañas
fue arrasada entonces,
aplastada por la rueda y el gasoil.
Pero aún hay esperanzas;
mientras salga el sol,
hay verduras
y el gallo canta
el mulato de hoy
devolverá el amor
a la tierra olvidada.
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MATOí‘A
Abuela, madre,
Matoña,
Antonia,
te adoro,
te añoro,
te quiero,
te fuiste.
Matoña tus ojos:
mirada más dulce,
mirada más tierna,
que no fue empañada
por esos anteojos.
Tan solo en el llanto,
tan solo las gotas,
nublaron tus ojos.
Tu pelo Matoña
fue blanco y fue negro,
fue gris de sapiencia,
fue liso, fue bello.
Tu boca Matoña
decía las palabras
que en amor llevaban
la paz y la gloria.
Toda tu Matoña
fuiste siempre dulce,
aquí ni el poeta,
ni nadie podría
decir la grandeza
de haberte tenido.
Matoña querida
yo sé que en el cielo
a través de todo
me besas y cuidas,
como yo te lloro,
como yo te llamo
Matoña.!
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PARA: PABLO NERUDA
Yo miro a las calles
dónde camina.
Donde las cuerdas invertidas
llevan la voz
y el dolor y de la pena.
Yo veo su gordura trotamunda
y su fe en el devenir del caracol
y en el ruido de la nada,
sobre una ola.
Adivino sus pasos,
sobre la marcha
sobre el camino,
en la pradera
en plena sierra.
Las sílabas se juntan
y una voz metálica
tapiza en vivo el dolor de su muerte.
Susurra así la vida
con motivos de fe,
de valor.
Sobre mis pesados huesos
vibra la luz
del poco de esperanza y de fe
que aún me queda,
y se nutre en el país
del largo caminar
y de los sauces que al viento
lo lloraron.
Escrito por Antonio Rondon Lugo el 2 de noviembre de 2015 con comentarios no permitidos
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