VERSOS A MI PADRE RONDON LUGO
PARA EL VIEJO RONDí“N
Clarines,
la calle comercio
frente al teléfono,
en la esquina.
Vivió allí,
sentado en su silla de cuero,
y al lado de un banco,
donde sus amigos le hablaban
y le oían.
Su vida no guarda,
ni secretos majestuosos,
ni hechos de grandeza heroica.
Su vida fue sencilla,
rociada eso sí,
de mujeres y de juego
en su primera parte.
El hablaba y lo oía,
por él fui cultivador de plantas
y de frutos,
por él supe del ordeño adecuado
y del destete precoz,
por el comencé a saber
de todas las persona de mi pueblo;
aquel, que hoy voltea
la torta que lo engañó anteayer.
Yo fui con el
de camino y a paso,
entre senderos y veredas.
En esa época
de pocos latidos en el mundo
de poca luz y de poca boca,
fue la era del juego,
del dado, el ajiley, y los gallos;
fue el momento, de la supervisión
el día de la noche en Venezuela,
cuando los de hoy,
eran los que ayer hacían listas,
de fieles e infieles al gobierno;
allá entonces nadie hablaba
ni susurraba,
los perseguidos eran
aquellos que una semana antes
disfrutaron del pan,
del zinc, de la tierra
y de todos los honores
(hoy los veo mejor aun
con los créditos,
con las máquinas y el oro)
fueron tantos años
como piedras mi pueblo tiene.
Yo,
tuve oportunidad de ver los
huecos que quedaban,
como corría el chorro del agua
como se aclaraba el agua con cardón,
allí vino la bodega,
con sardinas y nevera fiada,
a corto y largo plazo;
se hacia el helado de granadina
de azúcar y de leche,
éramos dos del vientre
y nacen dos de vientre ajeno;
se sigue en el juego,
aparece el ayudante en la bodega,
Isaías, disléxico y gago de cajón,
peluquero fugaz,
quien por influjo
de las películas mexicanas
una vez que amasó dinero
en noches de farra y de brindis
saltó de un brinco,
de bodeguero prospero
a cansado trabajador del MOP.
Mi padre era gordo,
tomaba jugo de papelón,
comía dos veces .
Yo no hablaba mucho con él,
pienso que era serio;
de noche en el club,
yo me sentaba y veía el juego;
allí en forma rutinaria
5 ó más viejos de la época
jugaban y charlaban,
todos ganaban,
todos se justificaban;
yo me fui
con mi seriedad y mi tristeza
hacia Caracas;
allá quedaron.
Sé venia en vacaciones,
cada vez más distantes y remotas,
el viejo,
pues deben saber todos
que siempre fue viejo,
comienza a hablar
y allí comienza el dialogo,
pregunto por las cosas
pregunto por todo,
se apaga el cielo y se va la estrella,
muere mi madre.
toma el comando el viejo,
no hay apego al dinero ni a la fortuna,
lo de él,
lo que es o fue pasa a nosotros.
Hijos, son sus versos,
si muero, tú sufrirás en tu carne
lo que has hecho,
la palabra es viento
que se esfuma
tu hermana es carne,
que ni el sol, ni la tierra arrasarán,
tus hijos son arena,
por ellos se forma la playa y sus riberas
en ellos verás el espejo y el sol.
Fue arquitecto,
y discutió la línea, el solar
las tejas y el cemento,
fue comerciante sin plata,
sin crédito, ni fianza.
hizo un vale en la fe y en la honradez
y así construyó,
con pocas vacas
sin padrote y sin agua
lo que vemos:
él me enseña el amor,
me enseñó
luego a reír
me quitó la angustia,
la fe la trajo,
y me trilló en la enseñanza
de conocer el diario de la vida
y a los hombres.
Padre
en el cielo,
al lado del sol
o donde vivas
manda de vez en cuando
un rayo de presencia
padre,
de vez en cuando,
como siempre
abre la puerta y la ventana
echa la lata de gasoil
y siembra tus flores.
Escrito por Antonio Rondon Lugo el 2 de noviembre de 2015 con
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